A un paso de cruzar el velo, allí
donde lo cotidiano es el sueño y viceversa, la
noche; esa embaucadora que nos hace caer en sus
brazos, esa hembra hambrienta que nos engulle y encierra en sus
entrañas, esa
mujer preñada de miedo a la muerte, mojada de vino y saliva, poblada de
vida que huele a cadáver, vomita sueños que a cada respiro nos salvan la
vida , con sus pestañas cubre nuestra intemperie
hasta que llega el día derrochando luz y derramando urgencia sobre nuestros huesos mientras araña con sangre o tinta negra en nuestra piel o papel una " V" de... Verso.
Teresa Delgado © 2013
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