Al despertar, bendice tu jornada, porque está ya desbordando una
abundancia de bienes que tus bendiciones harán aparecer. Porque bendecir
significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la
trama misma del universo.
Ese bien lo único que espera es una señal tuya para poder manifestarse.
Al cruzarte con la gente por la calle, el coche, en tu lugar de trabajo,
bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de su camino,
y el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario.
Bendice a los que te encuentres, derrama tu bendición sobre su salud, su
trabajo, su alegría, su relación con el creador, con ellos mismos y con
los demás.
Bendice a todos en todas las formas imaginables, porque esas bendiciones
no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día
brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu
propia vida. Bendice tu ciudad, tus gobernantes y a todos como los
educadores, enfermeras, barrenderos, sacerdotes y prostitutas.
Cuando alguien te muestre la menor agresividad, cólera o falta de
bondad, responde con una bendición silenciosa. Bendice totalmente,
sinceramente, gozosamente, porque esas bendiciones son un escudo que los
protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha
que te han disparado.
Pierre Pradervand -El arte de bendecir
Bendice cada instante de tu existencia, pasada y presente porque se derramará en bendiciones en tu futuro.
Permanece consiente de todo cuanto te acontece diariamente y bendícelo, verás como tan solo esta intención cambia el matiz de tu visión de lo que ocurre y se transforma en una bendición mas en sí misma. Muchas bendiciones nos rodean constantemente sin que nosotros seamos siquiera consientes de ellas.Abre tus ojos y todos tus sentidos a la maravilla que te rodea.
¡Que una maravillosa lluvia de bendiciones caiga sobre ti!
Teresa Delgado © 2011
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