miércoles, 19 de enero de 2011

El Arte de Bendecir

 

Al despertar, bendice tu jornada, porque está ya desbordando una abundancia de bienes que tus bendiciones harán aparecer. Porque bendecir significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la trama misma del universo.

Ese bien lo único que espera es una señal tuya para poder manifestarse. Al cruzarte con la gente por la calle, el coche, en tu lugar de trabajo, bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de su camino, y el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario.
Bendice a los que te encuentres, derrama tu bendición sobre su salud, su trabajo, su alegría, su relación con el creador, con ellos mismos y con los demás.
Bendice a todos en todas las formas imaginables, porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida. Bendice tu ciudad, tus gobernantes y a todos como los educadores, enfermeras, barrenderos, sacerdotes y prostitutas.
Cuando alguien te muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responde con una bendición silenciosa. Bendice totalmente, sinceramente, gozosamente, porque esas bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que te han disparado.


Pierre Pradervand -El arte de bendecir

  

Bendice cada instante de tu existencia, pasada y presente porque se derramará en bendiciones en tu futuro.

Permanece consiente de todo cuanto te acontece diariamente y bendícelo, verás como tan solo esta intención cambia el matiz de tu visión de lo que ocurre y se transforma en una bendición mas en sí misma. Muchas bendiciones nos rodean constantemente sin que nosotros seamos siquiera consientes de ellas.
Abre tus ojos y todos tus sentidos a la maravilla que te rodea.
¡Que una maravillosa lluvia de bendiciones caiga sobre ti!

Teresa Delgado © 2011
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