Los guerreros de la luz se reconocen por la mirada.
Están en el mundo, forman parte del mundo, y al mundo fueron enviados
sin alforja ni sandalias.
Muchas veces son cobardes. No siempre actúan acertadamente.
Los guerreros de la luz
sufren por tonterías, se preocupan por cosas mezquinas, se juzgan
incapaces de crecer. Los guerreros de la luz de vez en cuando se
consideran indignos de cualquier bendición o milagro.
Los guerreros de la luz con frecuencia se preguntan
qué están haciendo aquí. Muchas veces piensan que su vida no tiene
sentido.
Por eso son guerreros de la luz. Porque se equivocan. Porque preguntan.
Porque continúan buscando un sentido. Y terminan encontrándolo.
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