TOMADO DE:
https://psicologiaymente.net/neurociencias/quimica-del-amor-droga-potente
AUTOR.
Jonathan García-Allen
Psicólogo y entrenador personal | Director de comunicación de Psicología y Mente
Graduado en Psicología por la Universitat
de Barcelona. Especialidad Psicología de las organizaciones. Postgrado
en Gestión de Recursos Humanos por la Universitat Rovira i Virgili.
Postgrado en Psicología del Deporte por la UNED. Postgrado en
Mindfulness por la Universidad de Málaga. Experto universitario en
Coaching por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Que el amor es como una droga es totalmente cierto, y tiene ciertos
efectos secundarios realmente curiosos.
Tal y como señala un estudio del Colegio de Medicina Albert Einstein,
cuando el amor se rompe, igual que cuando una persona es adicta a la
droga, las consecuencias de la adicción son tan fuertes que pueden
desembocar en graves conductas depresivas y obsesivas. Tal como hemos
visto en un artículo reciente, el amor puede provocar
dependencia emocional. En las siguientes líneas sabréis por qué.
Los compuestos químicos y las hormonas que genera el amor
El amor libera
dopamina,
serotonina y
oxitocina,
por eso que cuando nos enamoramos nos sentimos excitados, llenos de
energía y nuestra percepción de la vida es magnífica. Pero los
neuroquímicos del enamoramiento vienen a chorros y al cabo del tiempo,
al igual que pasa cuando alguien consume drogas durante un período largo
de tiempo, llega la tolerancia o lo que comúnmente se conoce como
habituación.
Cuando la cascada química desciende, hay muchas personas que lo
interpretan como una pérdida de amor (MacDonald & MacDonald,
2010). Lo que realmente sucede, es que los receptores neuronales ya se
han acostumbrado a ese exceso de flujo químico, y el enamorado, necesita
aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo. Eso puede convertir
una fluctuación natural en una crisis, y puede llegar la bonita frase:
“Ya no siento lo mismo”. Pero dejar una relación no siempre es tan
simple.
El
cerebro
necesita un proceso de recuperación para volver a los niveles normales
de flujo químico, y hace falta dejar pasar el tiempo para recuperar la
estabilidad.
La oxitocina: un abrazo vale más que mil palabras
La cascada química puede hacernos perder la razón, pero ¿por qué ocurre esto?
Neurólogos expertos como Gareth Leng, creen que
la oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción.
La hormona actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de
circuitos neuronales, es conocida como la hormona de la confianza o de
los abrazos y se libera en cantidades grandes durante el orgasmo y en
cantidades más pequeñas cuando te cogen de la mano o cuando los animales
lamen a sus bebés.
La oxitocina es una sustancia endógena (segregada por el cuerpo) y
actúa como una droga (sustancia exógena introducida en el cuerpo desde
el exterior), liberando transmisores como la dopamina, la noradrenalina
(norepirefrina) o la serotonina. Estos neurotransmisores permiten la
inundar el cerebro de feniletilamina. Este compuesto químico es de la
familia de las anfetaminas, y tiene una duración en el cerebro de unos 4
años según la teoría de Donald F. Klein y Michael Lebowitz surgida en
la década de los 80. El chocolate es rico en este compuesto, por eso es
habitual que durante el “mal de amores” se consuman cantidades
excesivas.
Los reptiles liberan oxitocina durante el acto sexual, pero los mamíferos la producen todo el tiempo.
Es por eso que los reptiles se mantienen alejados de otros reptiles
excepto cuando se aparean, mientras que los mamíferos forman apegos con
los familiares, las camadas o los rebaños. Cuanta más oxitocina se
libera, más unido te sientes a la otra persona. Pero hay que tener en
cuenta, que los niveles de segregación de neurotransmisores u hormonas,
también dependen de nuestras creencias y de nuestra percepción de las
cosas. Las ideas, los prejuicios, los valores, las experiencias, las
expectativas, o las fantasías que tengamos, pueden hacer que liberemos
más o menos químicos. Este proceso sigue una pauta fija: más contacto,
más oxitocina, más confianza (más fortalecimiento de las conexiones
neuronales). Las expectativas o la imaginación, también actúan como una
forma de contacto y siguen esa pauta.
Pero no nos damos cuenta de que evidentemente, los enamorados no
siempre llegan a cumplir las expectativas que tienen el uno del otro,
sean éstas realistas o no. Eso puede llevar a un estado de frustración.
Además,
el contacto con una expareja puede revivir esa pauta o conexión entre las neuronas, y es por eso que la mayoría de psicólogos expertos en el amor, recomiendan una terapia de
todo o nada
para superar una ruptura. Al dejar de mantener contacto con la persona
amada, las conexiones se debilitan, y con el paso del tiempo, las
recaídas son cada vez menos frecuentes.
La oxitocina, también
juega un factor importante en los celos.
Para el cerebro de los mamíferos, cualquier pérdida de confianza es una
emergencia potencialmente mortal. Cuando una oveja se separa de su
rebaño, los niveles de oxitocina descienden y los de cortisol aumentan.
El cortisol es la sensación que experimentamos como miedo, pánico o
ansiedad. Funciona para las ovejas motivándolas a volver a conectar con
su rebaño antes de que se la coman viva. En los seres humanos, el
cortisol convierte expectativas frustradas o falta de confianza en
situaciones de emergencia.
La serotonina: el neurotransmisor de la felicidad
Conseguir respeto sienta bien ya que estimula la liberación de
serotonina (Cozolino, 2006). En el mundo animal, la dominancia social
trae consigo más oportunidades de apareamiento y más descendencia. Los
animales no dominan por objetivos conscientes a largo plazo, dominan
porque la serotonina les hace sentir bien.
Esto lo podrá ver en muchas personas, y en sí mismo, debe admitir que
la atención romántica por parte de una persona de mayor estatus,
desencadena sentimientos fuertes y hace que se sienta bien. El problema
surge porque su cerebro siempre quiere más respeto para obtener más
serotonina.
Su pareja puede darle esa sensación al principio y
puede darle el respeto que necesita o ayudarle a sentirse respetado por
los demás. Pero su cerebro da por sentado el respeto que ya
tiene, y con el paso del tiempo, quiere más y más para conseguir una
dosis más grande de buenos sentimientos. Es por eso que algunas personas
siempre hacen más demandas a sus seres queridos, y otras,
constantemente buscan parejas o amantes de mayor estatus. La autoestima
juega un papel importante en este aspecto y para no caer en el error,
ayuda entender mejor los orígenes de nuestros impulsos neuroquímicos.
La serotonina actúa sobre las
emociones
y el estado de ánimo. Es la responsable del bienestar, genera
optimismo, buen humor y sociabilidad y es conocida por representar un
papel importante en la inhibición de la ira y la agresión. Niveles bajos
de serotonina están asociados con la depresión y la obsesión (síntomas
del desamor). Los fármacos antidepresivos, se encargan de aumentar los
niveles de serotonina para corregir el déficit neuroquímico, y es por
eso que al Prozac (el antidepresivo más famoso del planeta) le llaman la
droga de la felicidad. Las experiencias positivas constantes y los
pensamientos positivos, también aumentan los niveles de serotonina. En
cambio los pensamientos desagradables, las malas noticias, hablar de
cosas tristes y preocupantes o enfadarse, inhiben completamente la
activación de la serotonina.
La dopamina: adictos al amor
La dopamina está relacionada con el placer, y es
el neurotransmisor que desempeña un papel importante en los juegos de azar, el uso de drogas, y también en el amor.
Cuando nos enamoramos, la dopamina se libera, haciendo que las parejas
se sientan eufóricas y enérgicas. “Sí alguien es único en su vida y se
centra en esa persona, es porque el sistema de la dopamina se ha
activado", dice Helen Fisher (2004), antropóloga biológica.
La dopamina es importante ya que está implicada en el sistema de
recompensa. El placer hace que nos sintamos bien, que tengamos
relaciones sexuales, que comamos alimentos, y que hagamos cosas que nos
permitan sobrevivir. Pero tanto en la droga como en el amor, cuando el
estímulo externo (droga) o intero (oxitocina) desaparecen, puede crear
problemas serios para una persona. Entonces aparece el mono y la
obsesión.
Noradrenalina: la dosis de adrenalina
La noradrenalina o norepirefrina
es el neurotransmisor que induce a la euforia en el cerebro, excitando el cuerpo y dándole una dosis de adrenalina natural.
Esto hace que el corazón lata más rápido, la presión arterial se eleve y
hace que respiremos más pesadamente para que llegue más oxigeno a la
sangre. Provoca el síntoma de las palmas sudorosas y de los rubores de
las primeras etapas del enamoramiento.
La droga del amor versus la razón
Los animales son sorprendentemente exigentes con quien se juntan. El
amor libre no es algo natural. En cada especie, el sexo, tiene algo de
preliminar. Los animales solo tienen relaciones sexuales cuando la
hembra es activamente fértil, excepto los bonobos (que lo hacen por la
alimentación y para resolver conflictos). Los chimpancés hembra sólo
tienen relaciones sexuales cada cinco años. El resto del tiempo están
embarazadas o en lactancia, y sin la ovulación, los machos no están
interesados. Cuando la oportunidad llama, es un evento importante.
La selección natural produjo en los humanos un cerebro que evolucionó para maximizar la reproducción,
y los neuroquímicos de la felicidad evolucionaron para promover
conductas reproductivas. Eso no tiene mucho sentido en un mundo con
control de la natalidad y las presiones de sostenibilidad. Pero en la
naturaleza, había que centrarse en reproducir muchos bebés. Por lo
tanto, la selección natural ha creado un cerebro con sustancias químicas
felices para que recompensen el comportamiento reproductivo.
El amor promueve la reproducción, lo que provoca una gran cantidad de
sustancias químicas que producen felicidad. El sexo es sólo un aspecto
de la conducta reproductiva. El amor motiva a recorrer el mundo con tal
de estar a solas con esa persona especial. Por supuesto, que la razón
está por encima de esas banalidades biológicas pero los neuroquímicos de
la felicidad, hacen que sienta tan bien estar enamorado, que el cerebro
busca la manera de conseguir más. Los neuroquímicos hacer su trabajo
sin palabras, y nosotros buscamos palabras para explicar la locura de
nuestras motivaciones. A veces es más simple engañarse o manipular que
intentar entenderlo.
En resumen,
queremos ser felices y tener el máximo de neuroquímicos de la felicidad.
Esperamos eso del amor y de otros aspectos de la vida. Pero no importa
cuántos neuroquímicos consigamos, a la larga, el cerebro se habitúa al
enamoramiento como cuando existe tolerancia a la droga. Saber por qué
sucede esto, puede ayudarle a manejar su comportamiento a pesar de las
señales neuroquímicas confusas.
Hay buenas noticias. No se culpe a sí mismo si no está igual que el primer día con su pareja.
Hay que saber distinguir el amor del enamoramiento.
El amor tiene que ver con las creencias y los valores, y el
enamoramiento, son una serie de reacciones químicas producidas en
diferentes regiones cerebrales que nos hacen tener una percepción
idílica de una persona. Aun y así, no es nada malo, simplemente le ha
tocado vivir con el sistema operativo que ha mantenido a los seres
humanos vivos durante millones de años.
Referencias bibliográficas:
- Fisher, H. (2004). Why We Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love. New York: Henry Holt.
- Izard, C. E. (1991). The psychology of emotions. New York: Plenum Press.
- Pichón, R.E. (1982). Teoría del vínculo. Buenos Aires: Nueva Visión.

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