miércoles, 11 de julio de 2012

Adicciones Sospechosas DE CHAMALU




TOMADO DE:


Vivimos en una sociedad que induce a las adicciones. Entendemos como adicción la tendencia a la dependencia con sus matices emocionales, bioquímicos y sociales. La adicción tiene como parientes cercanos al fanatismo en todas sus variantes. Quienes se enceguecen, quienes se atornillan en torno a cualquier supuesta verdad, renuncian a la libertad de elegir y al placer de dudar.
Parece sin embargo que en este tiempo, coleccionar adicciones tiene creciente aceptación social, como si de tanto ver cadenas, ellas terminaran formando parte de nuestro organismo. Estamos llegando al punto de sorprendernos al encontrar una persona sin cadenas, olvidando que sin libertad, la vida no tiene sentido.
Consideremos a continuación qué hay detrás de la adicción. Cuando una persona no invirtió un tiempo de su vida en aprender a vivir, la vulnerabilidad es grande y las posibilidades de confundirse existencialmente hablando, son variadas. Tener adicciones es una manera de reprimir el impulso vivencial canalizando mal esa energía, es castigarse antes de comprender qué significa la vida, es buscar el paraíso por el camino al infierno, es confundir al cuerpo con estímulos a los que se irá adaptando y de los que rápidamente terminará dependiendo. La causa de fondo de toda tendencia adictiva, es no estar viviendo con la plenitud indispensable para estar protegidos y disfrutando una vida que necesita placer, pero con libertad.
Entonces, ¿estamos condenados a tener inevitablemente adiciones? Si y no, porque podemos elegir adiciones recomendables, como por ejemplo volvernos adictos a las endorfinas, es decir al a felicidad, de manera que no quede tiempo para otro estado anímico. Volvernos adictos a la libertad, de esta manera podremos ir reduciendo las necesidades y dependiendo cada vez de menos al punto de apasionarnos por la vida pero despegadamente.
La incapacidad de cambiar revela la incapacidad de vivir; esto a su vez es síntoma de estar transitando existencialmente hablando, senderos equivocados que tienen como síntoma inconfundible la infelicidad. En un contexto con estas características, es más fácil que el cuerpo se vuelva adicto a una droga.
Recuerda que la vida es espectacular con lucidez y libertad y un martirio sin ellas.
Una adicción también es una moda patológica que se disfraza de normalidad, es una cárcel invisible, un fracaso con otro nombre. Las adicciones son contagiosas y terminan infectando el alma. Toda adiccion tiene una explicacion, pero ninguna sirve a la hora de superarla. Quien no combate su adicción, es como el esclavo que ama sus cadenas y cree que sin ellas, su vida no es posible. Incluso hay gente que ha llegado al absurdo de estar orgulloso del vicio que tiene.
Lo que pasa es que todo lo que sentimos queda registrado en nuestro cuerpo, todo lo que pesamos nos afecta positiva o negativamente. Las adicciones generan una química distinta en el cuerpo y un nivel vibratorio diferente, porque las drogas confunden al cuerpo que, en vez de producir las substancias que necesita, se vuelve dependiente de las administradas, de manera que la adicción termina siendo la locura autodestructiva del cuerpo. La vida con adicciones se convierte en un peligroso camino rodeado de profundos abismos.
Sólo necesitamos las drogas que fabricamos. Un ejemplo imprescindible es la llamada hormona de la felicidad, sin embargo cuando usamos drogas artificiales nuestro cuerpo se vuelve impotente de generar sus propias drogas. En los drogadictos, el instinto de conservación, dejó de funcionar, entonces tienen luz verde para autodestruirse, más aún cuando han llegado al punto, por acostumbramiento psicofísico, a las sustancia de la que dependen.
Es posible fabricar una adicción a cualquier cosa. Sabemos que el ser humano es un animal de costumbres, que tiene una gran capacidad de adaptarse. Esto que en muchas circunstancias constituyó una ventaja evolutiva, actualmente contribuye a la perdición. La adicción es muerte a plazos, sin embargo aún existen personas que consideran que una adiccion podría no ser prejudicial, mientras otros se alegran de haber logrado una adicción de moda. Cuesta mucho ver un adicto destruyéndose con total impunidad.
Actualmente se ha comprobado que las adicciones emocionales generan la misma dependencia que las químicas. Todo lo que hacemos, pensamos, sentimos y consumimos, crea caminos energeticos que luego nos conducen a determinados escenarios. La reiteración de un comportamiento o consumo determinado, modifica nuestra química corporal, hasta graduarnos de adictos, es decir seres que perdieron la capacidad de elegir, confirmando una involución que nos situa en un plano de funcionamiento estrictamente animal.
Las adicciones estupidizan, reducen la inteligencia y condenan al hombre a vivir en el circuito animal, es decir las adicciones nos impiden vivir y en ese contexto de infelicidad, se tiende a buscar satisfacciones patológicas, con los que consolidan su circuito autodestructivo. Aquí podemos mencionar además de los típicos drogadictos, a las parejas que se llevan supermal y que son incapaces de separarse, mostrándonos que no es el amor que los une, sino una adicción a ese malestar compartido, que incluso disfrutan de estar mal por ese acostumbramiento que tiene su cuerpo y alma, a una forma de vida que tiene como matriz existencial una fuente patológica de placer morboso.
Permitir que una adicción se instale, es una declaración pública de esclavidad. Con frecuencia me pregunto, ¿por qué permitirse adicciones si podemos disfrutar de una vida de libertad y plenitud?, ¿acaso no nos damos cuenta que tener adicciones es minar el cuerpo y sembrar semillas de sufrimiento?
“Usted es un adicto hasta que demuestre lo contrario”, podríamos decir a quienes no están en un camino de autoconocimiento. El hombre que no se ha trabajado es potencialmente adictivo. La adicción está en relación con la rutina que genera un tipo de placer, con la repetición mecanica, con la poca creatividad, con la renuncia a nuevas experiencias y sensaciones. En verdad lo que hace falta recordar es que no necesitamos revivir el pasado, sino explorar y habitar nuevos sueños. Crecer es la mejor manera de superar toda adicción.
Chamalu


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