martes, 11 de marzo de 2014

RESIGNACIÓN VS ACEPTACIÓN





Artículo tomado de: http://blog.inspiringbenefits.com/inspiring-benefits/esto-es-lo-que-hay-resignacion-o-aceptacion/

¿Qué es la resignación?

 

La resignación es un suicidio cotidiano” Honoré de Balzac.

La resignación es una actitud que se adopta ante la vida, a veces tratada como una suerte de virtud; algo así como una postura estoica para hacer frente a todo tipo de adversidades. Psicológicamente hablando podríamos clasificarla como una especie de resiliencia pasiva.
Otras veces es interpretada como una característica de aquel que no está dispuesto a luchar, del que se da por vencido, del que acepta el destino sea éste cual sea y aunque resulte perjudicial.
La resignación tiene cierto parecido a la paciencia, aunque esta última puede tener un fin o propósito utilitario que en el caso de la resignación es más discutible. Se podría decir que la diferencia fundamental es que la paciencia es un recurso que se pone en práctica para lograr un objetivo, en ocasiones unida a la perseverancia, mientras que la resignación va unida a la renuncia y a la negación de cualquier posibilidad para alcanzar objetivo alguno.

¿Qué es aceptación?

Hay tantas realidades como puntos de vista. (José Ortega y Gasset) 


Con origen en el término latino acceptatio, el concepto de aceptación hace referencia a la acción y efecto de aceptar. Este verbo, a su vez, está relacionado con aprobar, dar por bueno o recibir algo de forma voluntaria y sin oposición.
La idea de aceptación se refiere a que una persona aprende a vivir con sus errores; es decir, que acepta su pasado y de esta manera, puede encarar el futuro con una nueva perspectiva y aprovecha las oportunidades que brinda la vida.
Aceptar es dejar de pelearse con el pasado, es entender que todo lo que me pasó facilitó mucho de lo que soy y lo que aprendí. Aceptación es la integración de mi pasado, y de mi presente, e incluso de mi futuro.  No tiene que ver con ninguna lucha, ni con un conflicto, y no tiene que ver con abandonar un ideal, porque el ideal está en un segundo plano, en el futuro.

¿Es lo mismo aceptación y resignación?

No, para nada, no nos confundamos:

Si acepto algo que no he comprendido, no lo he aceptado, me he resignado.


Aunque a simple vista pueda parecer los mismo, aceptar y resignarse son los polos opuestos de la actitud que no toma ante los hechos que ocurren, así que vamos a ir viendo las diferencias con un ejemplo práctico:
Ejemplo: Trabajo en una empresa desde hace años. Estoy trabajando bien y estoy apunto de ser promocionado/a.
Cuando estoy a punto de conseguirlo, la empresa se fusiona con otra y quedan congelados todos las promociones, en concreto, el puesto que tanto esperaba, ya no está vacante, pues hay una persona de la empresa fusionada que ya lo esta ocupando. Resultado:  me quedo sin ascenso.

Ante esta circunstancia se pueden tomar dos caminos:

Aceptar lo que ha sucedido

Resignarse
 “De   acuerdo, la situación es la siguiente: mi empresa se ha fusionado con otra y en la otra empresa ya había una persona desempeñando el puesto al que yo aspiraba, me quedé sin él”
 “¡Que   mala suerte tengo! ¿Por qué me tiene que suceder esto a mí? ¡Siempre me toca lo malo!¡No puedo   hacer nada!”

Cuando acepto la situación se abre ante mí la posibilidad de hacer algo al respecto:

Aceptar lo que ha sucedido

Resignarse
 “Ok.   Acepto la situación. Y ahora… ¿qué hago?”
 “¡Que   mala suerte tengo! ¡No puedo hacer nada!”

Como veis son dos actitudes muy diferentes, ya que la resignación nos hará sufrir, ya que seguimos esperando que la situación sea de otra forma y no como es en la actualidad. Y en ocasiones, la persona se esfuerza en cambiar la realidad.
Cuando aceptamos, asumimos la realidad, sin pretender cambiarla, sin sufrir por ella, y eso nos permite seguir buscando mejores opciones en otro camino.
Cuando acepto la situación puedo responsabilizarme de la realidad que estoy viviendo y adoptar una actitud constructiva. Resignarme comporta lamentarme y adoptar el papel de víctima, quejándome  de que el coche está en el barro, o bien resolver la situación desde el resentimiento.
Un hecho que ya ha sucedido no lo puedo cambiar, pero sí puedo cambiar la interpretación mental que yo haga de ese hecho. Si mi interpretación del hecho me trae sufrimiento es que me he resignado. Si la interpretación del hecho me deja paz en mi interior es que lo he comprendido y aceptado.

Aceptar lo que ha sucedido

Resignarse
 “Voy a  esperar a que haya otra vacante y voy a luchar por ella. Si ya pensaron que era capaz antes ,lo seguirán pensando en cuanto se presente la ocasión. Yo sigo al pié del cañón”
 “¡Que   mala suerte tengo! ¡siempre me pasan este tipo de cosas! ¡No puedo hacer nada!”

Como véis,  la realidad no se puede cambiar, pero lo que si podemos cambiar es lo que vamos a hacer nosotros con esa realidad.

La resignación en la empresa

 

La negación es un buen comienzo, la aceptación un excelente avance. (Luís de Landa)

La resignación (el paso que sigue a la indignación) es el peor enemigo para la gestión de personas en una organización, ya que la falta de interés y el escaso compromiso pueden llevar a una reducción del rendimiento. Es tarea de RH reaccionar y trabajar en su recuperación, pero el empleado resignado también debe poner de su parte.
Honoré de Balzac decía que “la resignación es un suicidio cotidiano”. ¿Qué me dice del talento resignado? Sin duda, el peor de los enemigos en cualquier empresa que se precie. Ahora que sobran los motivos para llegar a ese lamentable estado es el momento de reaccionar, inventar y trabajar en su recuperación.
Según David Comí, socio director de Incrementis , al talento resignado lo reconoceremos porque
  • Siempre dudan de si algún objetivo concreto se puede alcanzar.
  • Piensan siempre en ideas y propuestas, no en hechos.
  • Se quedan sólo en buenas intenciones.
  • Bajan los brazos al instante.
  • Sienten miedo al fracaso.
  • No pasan a la acción, se quedan quietos.
  • Se dicen, ‘nunca seré capaz de hacerlo’.
  • Sólo ven defectos”.
José Luis Gugel, Managing Partner en Ray Human Capital España, suma a estos defectos:
  • Falta de interés,
  • Escaso compromiso
  • Reducción del rendimiento

¿Cómo salir de este estado de ánimo?

Comí propone que para ayudar a estos profesionales a salir de su estado de conformismo,  no hay nada como ponerles en evidencia. ¿Cómo? Desarrollando, dentro de la empresa,  un entorno orientado a estimular a las personas para que actúen.
Comí propone recurrir a frases tan sencillas como: ¿Tú qué propones?. Este tipo de frases “Hace que el talento busque objetivos propios y soluciones para mejorar. El talento sólo si siente que forma parte de la solución, se activa al 100% y entrega su voluntad para que sus acciones resulten efectivas y aporte resultados a la organización”.
Javier Cantera, presidente de BLC,  plantea tres estrategias:
  1. Sacar el talento de su zona de confort. Movilizar al empleado cambiándole el reto, el puesto e incluso su área de pensamiento. Hay que buscar soluciones distintas desde personas diferentes.
  2. Entronizar el compartir. Es momento de ideas colectivas y no individuales. Más allá del grupo, la comunidad (red social), los colegas, el benchmarking, etcétera. El profesional valora sus pequeños éxitos si se comparan con los fracasos externos.
  3. Favorecer los emprendedores internos. Identificar la diferencia basada en el negocio que debemos explorar. El talento debe movilizarse en retos nuevos fruto de emprendedores internos.

La comunicación interna: La medicina contra los resignados. Cantera propone trabajar la comunicación interna, el estilo directivo e implantar una estrategia abierta. Señala tres acciones.
1. Política de comunicación activa. Transparente y realista. Pero con optimismo inteligente. Este término de la psicología positiva es básico: en época de entornos cambiantes debemos ser inteligentes, utilizar el sentido común pero sin abandonar un perfil positivo de fondo.
2. Estilo directivo “optimalista”. Este término también procede de la psicología positiva e indica que no es momento de perfeccionismo sino de posibilismo. Dentro de las soluciones posibles debemos escoger desde una visión optimista. Este estilo directivo da serenidad por su realismo y, a su vez, transmite positivismo por su actitud.
3. Apertura a las soluciones posibles. Es el momento de la innovación y el emprendedor interno. No sabemos dónde está la solución, por tanto busquemos que el talento se ilusione con las ideas y los cambios que podemos introducir.

Concluyendo

Es cierto que la realidad y las cosas que nos pasan, son las que son y  que en la vida hay mucho de “esto es lo que hay”, pero lo que es realmente importante es nuestra actitud ante estos hechos y lo que decidimos hacer a partir de ellos.
Para terminar me gustaría comparar esta actitud a la que podemos tomar a cuando perdemos el autobús y vemos como este se marcha en nuestras narices. Cuando esto nos pasa podemos hacer dos cosas:
  • Quedarnos con cara de tontos, resignarnos y quedarnos  sentados en el banco de la parada, lamentándonos porque ya no llegamos a esa cita que tanto esperábamos.
  • O,  podemos asumir que lo perdimos, echar a correr e intentar cogerlo, o buscar alternativas para llegar a nuestra cita de otra manera.
Lo que tengo claro, es que los primeros (los resignados) se quedará allí sentados, lamentándose. Los segundos (los que aceptan lo que pasó)  llegarán a dónde se proponen. Quizás un poquito más tarde, pero llegarán.

Fuentes



Información recopilada por Isabel Soria del Río para el blog de Inspiring Benefits. Déjanos tus comentarios al final del post o en nuestros perfiles de Facebook, Twitter o LinkedIn.
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