jueves, 28 de noviembre de 2013

EL SABER






En la naturaleza intrínseca del ser humano reside el ansia de saber, un saber que incluye también eso que podríamos llamar conocimiento espiritual, que es el que verdaderamente nos hace humanos y sin el cual uno se vive a medias. Así pues, la razón de ser del derviche es la búsqueda del conocimiento, búsqueda vivida como una pasión, la pasión por el saber que marca toda su existencia hasta que muere. Y es que vivir es conocer, que es una forma de ver y comprender la naturaleza real de las cosas. Todo eldîn (o tradición) expuesto por el profeta Muhammad, y recreado por los sabios sufíes, gira alrededor de un conocimiento que, sin embargo, no sólo tiene que ver con la razón, sino también con eso que los propios sufíes denominan en árabe ma’arifa bi-l-qalb o conocimiento a través del corazón. He ahí una de las más grandes peculiaridades de la senda sufí: el órgano a partir del cual se conoce, el ojo del corazón o ‘ayn al-qalb, que no es sino el ‘tercer ojo’ de los orientalesNo es, pues, el del derviche un conocimiento reducido a datos o informaciones, ni nada que no haya penetrado sus entrañas transformándolo de cuajo. Ma’arifa, el conocimiento sufí, que se ha de buscar donde sea que se halle, es sabiduría hecha amor. Por consiguiente, todo cuanto signifique presentar el sufismo de otro modo (sentimentalizado, por ejemplo, o transformado en una mera piedad religiosa) significará desnaturalizarlo eso ya no será sufismo islámico, será otra cosa.


 Halil Bárcena
Tomado de:
http://instituto-sufi.blogspot.com.es/

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