domingo, 5 de agosto de 2012

5 de Agosto de 2012: Trasciende una mujer grande CHAVELA VARGAS



foto de Tlanexteotl
 
 "Yo no me voy a morir porque soy una chamana y nosotros no nos morimos, nosotros trascendemos"

La Chavela Vargas.


Quién pudiera reír como llora ella.

de Chavela Vargas Official, el Domingo, 5 de agosto de 2012 a la(s) 21:52 ·
Andaba dibujando en un cuadernito, una costumbre que recién adquirí, cuando vi por la televisión, encendida sin sonido, la imagen de Chavela. Di voz al aparato. Se nos fue, escuché. Y me cogió un llanto irreparable. Lo que nunca me había sucedido. Siempre me culpé por no ser capaz de llorar con la muerte de mis padres, pero esta vez me venció el desconsuelo. Yo nunca me tomé copas con mis ídolos: Bob Dylan, Leonard Cohen o Brassens. Y sí, con Chavela, con la que he cantado, nos hemos abrazado y reído hasta hartarnos. Todas esas veces cuentan y contarán siempre entre las más grandes cosas que me han sucedido en la vida.

Será difícil, por ejemplo, olvidar cómo la conocí. Fue una noche de hace unos veinte años, en Madrid, en la sala Morasol. Dijo: “Yo vivo en el bulevar de los sueños rotos”. Y yo tuve que escribirle una canción con esa frase. Ya se había recuperado de su alcoholismo. Calculaba que había bebido algo así como 1,8 millones de botellas de tequila y solía decirme cuando me veía beberlo a mí: “Joaquín, ese tequila tuyo es muy malo; el bueno de verdad ya nos lo bebimos José Alfredo Jiménez y yo”. Al conocer la triste noticia, que todos veníamos anticipando, he sentido la necesidad de bajar al bar a tomar uno a su salud, aunque el brebaje sin ella siempre será de los malos.

Aquella primera vez, pedí a Pedro Almodóvar que nos presentara. Al acercarme, escuché cómo él le contaba quién era yo, pues Chavela no tenía la menor idea. “La admiro desde niño”, le dije. “Yo también le admiro mucho a usted”, contestó. Ante la mentira, exclamé. “Vete a la mierda”. Nos fundimos en un largo abrazo del que nunca nos libramos hasta ayer mismo, incluso aunque no pudiéramos vernos en su última visita a España, un viaje que quizá no debió hacer, pues no estaba en condiciones. Entonces, yo estaba de gira y a ella la ingresaron en un hospital.

Con su desaparición, se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte del bandoneonista Ricardo Goyeneche. Ella no vendía una voz, vendía un estilo. Era una maestra en perder la primera al tiempo que ganaba lo segundo. Algo en lo que yo, sin duda, tengo mucho que aprender. En estos momentos de pérdida me digo: ¡Quién pudiera reír como llora Chavela! Y recuerdo algo estas palabras de Almodóvar: “Desde Jesucristo, nadie ha abierto los brazos como ella”.

Joaquín Sabina.



                            
HOY LA MUERTE NO ESTÁ MUERTA; A CHAVELA VARGAS
Anda cantándole al viento
contándole sus canciones 
la muerte y Chavela
Chavela y la muerte
mujer grande como ella
que cubriéndola de estrellas
se la lleva hacia la noche.
Hace tiempo la esperaban
para escucharle la voz
 por el camino  como comadres de siempre
andan despacio y sin prisa
y entre lágrimas y risas
llegando ya  a su destino
 desandan el camino
para volverlo a pasear
que se quieren conocer
que se quieren escuchar
una que quiere cantar
otra dibujar estelas
para un descanso infinito
 Andará muerta Chavela 
pero en sus ojos, cautiva,
hoy está la muerte viva
hoy la muerte no está muerta.
 
Teresa Delgado © 2012 (5 de Agosto de 2012)

 


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 Isabel Vargas Lizano (San Joaquín de Flores, Heredia, Costa Rica, 17 de abril de 1919 - Cuernavaca, Morelos, México, 5 de agosto de 2012), conocida artísticamente como Chavela Vargas, fue una cantante de origen costarricense y nacionalidad mexicana, una de las principales figuras del género de la ranchera y pionera entre las intérpretes femeninas.





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