Me sumo a la indignación de los que no entienden semejante disparate, despropósito, inconguencia...
Una triste paradoja la de esta sociedad hipócrita que exhibe el desnudo de las mujeres para engrosar los bolsillos de empresas multimillonarias que no escatiman en publicidad pero se indigna y enloquece ante la visión de una madre amantando asu hijo, cosa que debería despertar admiración, emoción, ternura...
¿Es que acaso ya no sabemos como ni qué sentir?
Atículo tomado de:
http://antonioesquivias.wordpress.com/2013/08/19/amamantar-es-un-acto-natural-en-la-especie-humana/
Escribo este artículo con tristeza y rabia. Tristeza
porque nuestra supuesta sociedad civilizada, es todavía incapaz de ver como
algo natural el que una madre amamante a su hijo. He trabajado como médico en
países en vías de desarrollo como Bolivia o Albania, en los que todo el mundo
entendía que si un bebé se ponía a llorar, o estaba incómodo, la madre lo
pusiera al pecho. Estuviera donde estuviera, en el autobús, en una tienda, en
el mercado… Porque allí todo el mundo comprende que las necesidades del bebé
son lo primero, y porque a nadie se le ocurre considerar a una madre
amamantando como algo obsceno.
Por eso me planteo por qué aquí, que somos tan
modernos y avanzados, que tenemos las marquesinas de los autobuses llenas de
mujeres medio desnudas vestidas con sujetadores de Victoria´s Secret y similar,
y nos sigue escandalizando que una mujer amamante en público. Por qué no
decimos nada ante el top-less en playas y piscinas, y en cambio en esas mismas
piscinas se expulsa a una madre que da de mamar. ¿Exagerada? Pues aquí están
las pruebas de que lo que digo está pasando ahora:
Una carta en la Vanguardia en la que un hombre
expresa su disgusto porque amamantar, “un acto íntimo”, se haya convertido en
algo público (http://www.lavanguardia.com/participacion/cartas/20130815/54378574524/lactancia-publica.html)
Piscinas en las que ha expulsado a madres por
amamantar: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=363148630455217&id=260824074021007&refid=17&ref=stream.
Es decir, se puede ir en top-less, pero no se puede amamantar.
Y tiendas de ropa en las que nunca echarían a un
niño que come un bollo, con los dedos llenos de chocolate (probablemente sólo
le llamarían la atención a la madre para que se los limpie, no sea que ensucie
la ropa), pero que no tienen problemas para echar a un bebé de 7 meses que está
comiendo de la teta de su madre: http://centromimame.com/blog/?p=149#
Y siento que el problema es que hemos sexualizado
tanto el pecho femenino, que ya no somos capaz de verlo en su misión original,
en su función biológica. Somos mamíferos. La naturaleza dispuso los pechos de
las hembras mamíferas para que sus crías pudieran alimentarse en los primeros
meses o años de sus vidas (la especie humana, concretamente, se calcula que
entre los 3 y los 7 primeros años debería consumir leche humana).
La función de atracción sexual se construye
en la evolución de la especie, sin vaciarla de su sentido biológico primario.
Desmond Morris, en El mono desnudo, plantea la hipótesis de que ha
jugado un papel clave en el acto sexual cuando la especie humana comienza a ser
una especie erguida sobre los dos pies, su función ha sido propiciar la
atracción sexual por delante de modo que el acto sexual humano se puede hacer
cara a cara, en situación de iguales, algo con inmensas repercusiones en el
planteamiento social de hombres y mujeres. Todo ello a través de su función de
conexión en los significados percibidos de sexualidad con la maternidad.
Hemos reducido el pecho a un objeto sexual, y por
tanto lo hemos convertido en algo incómodo, que nos provoca sensaciones
incómodas cuando lo vemos, que desearíamos relegar a la intimidad porque no nos
gusta sentir lo que sentimos.
Y efectivamente, el amamantamiento es un acto
sexual, igual que es un acto sexual comer, hablar con otra persona, darse un
beso (en la mejilla) y darse la mano. Somos seres SEXUADOS, nuestra vida está
llena de actos SEXUALES. Y cuanto antes lo aceptemos, mejor.
Cuando vemos a una chica con un gran escote, o en
top-less, también nos podemos excitar, pero eso lo vemos como algo “natural”,
aunque a menudo también se la culpe por “ir pidiendo guerra” (por desgracia
todavía hay jueces que desestiman las demandas por violación, aduciendo que la
mujer que pone la demanda llevaba una falta demasiado corta o un escote
demasiado pronunciado).
Creo que todo este despliegue antilactancia que
estamos viviendo en los últimos meses tiene que ver sobre todo con este
puritanismo falso y trasnochado, que nos impide ver un amamantamiento como la
manera más natural de dar de comer a un niño. Por supuesto que es un acto
sexual, pero no considero que sea un acto sexual que pertenezca a la intimidad,
ni siquiera en nuestra sociedad occidental. Igual que no pertenece a la
intimidad un apretón de manos, una comida juntos, o un beso en la mejilla
cuando te encuentras con alguien.
De hecho hay muchas sociedades en la que los
actos sexuales con penetración tampoco pertenecen a la intimidad, toda la tribu
participa de ellos en los rituales, y cuando una pareja quiere intimidad la
busca.
Como diría mi marido, todo aquel que se sienta
incómodo al ver a una mujer dar de mamar, se lo tiene que mirar él (o ella), no
culpar a la mujer y a su niño, ese niño que ha tenido la “ocurrencia” y la
“mala educación” de tener hambre cuando la madre no podía “ocultarse” para
poder tener ese “acto íntimo” que es amamantar. En la mayoría de los casos
estamos hablando de niños de meses, a los que no se les puede explicar por qué
no les damos de comer cuando tienen hambre o de beber cuando tienen sed. Pero
es que, por encima de todas estas consideraciones, lo natural, lo que estamos
preparados para hacer como mamíferos, es amamantar. Lo natural, es amamantar
cuando el niño y la madre quieren, donde el niño y la madre quieran,
independientemente de que haya más o menos gente alrededor. Y si la madre es
pudorosa, buscará lugares íntimos, y si la madre considera que es un acto
natural, y que no tiene por qué sentir pudor, pues amamantará allá donde esté
con su hijo.
Creo que el que existan salas de lactancia es un
gran avance, pero las salas de lactancia deberían ser un lugar OPTATIVO, para
esas madres pudorosas que son incapaces de amamantar en público, para esos
niños nerviosos que se distraen con una mosca, pero no un sitio OBLIGATORIO en
el que esconderse porque se está haciendo “algo feo”.
Será imposible que recuperemos las tasas de
lactancia adecuadas, si seguimos teniendo estos problemas para aceptar la
naturalidad del acto sexual de amamantar. Considero que la educación emocional
es fundamental para que situaciones como las que han tenido que vivir las
madres a las que han echado de piscinas, restaurantes y centros comerciales no
vuelvan a repetirse. Considero que la educación emocional es fundamental para ser
conscientes de nuestros sentimientos y pensamientos, para dejar de culpar a
otros por tener esos sentimientos y pensamientos, y para empezar a ser
responsables de ellos y actuar en consecuencia.
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