Me gusta observar la lúdica algarabía de los granos de mijo
al son de la ebullición, esa danza bulliciosa y circular con el agua y con la
vida, si supiera como es, esta imagen me recordaría a la danza de los átomos o
la de los planetas observada desde un
rincón del universo con el tiempo de todos,
el único tiempo…
Pero lo que más me gusta es la sensación de juego, de prisa
y de risa, lo que me evocan como grano diminuto y en interacción con el conjunto,
dejándose mecer por el agua…y al bajar la ebullición el asentamiento, el
sosiego, la calma y el sentido del juego.
En la fotografía:
Ensalada de Mijo (Así lo preparo yo)
Ingredientes:
1 tazón de mijo
1 cucharada de aceite de oliva
Agua (tres partes de agua por una de cereal)
Una cucharada de salsa de soja (Tamari)
Queso fresco
Tomates
Uvas pasas sin semilla
Perejil
Menta o hierbabuena
Zumo de limón
Salmarina
Tostar el mijo en un recipiente sin nada hasta que esté
doradito, añade una pizca de sal marina.
Una vez tostado añade tres partes de agua por una de
cereal. Esperamos ebullición y bajamos el fuego, añade una cucharada de tamari (salsa
de soja) y espera a que se evapore toda el agua. Dejamos enfriar.
Preparamos en un bol
-
Tomate troceadito pequeño
-
Aceitunas negras troceaditas pequeñas
- Perejil bien picadito
-
Dos hojitas de menta o hierbabuena bien picadita
-
Queso fresco troceadito pequeño ( al gusto)
-
Un montoncito de uvas pasas sin semillas
Mezclamos bien todo y le añadimos el aceite, la sal y el
limón.
Poner en la nevera y servir frío.
El mijo es un cereal sin
gluten, por lo que resulta fácilmente digerible y con un significativo
aporte de hidratos de carbono, (aporte energético)
fibra, magnesio, vitamina B, vitamina B9, fósforo, vitamina B6, vitamina B2,
ácidos grasos poliinsaturados, hierro, zinc y vitamina B3. El resto de
nutrientes presentes en este alimento, ordenados por relevancia de su
presencia, son: proteínas, potasio, grasa, vitamina E, yodo, ácidos grasos
monoinsaturados, selenio, ácidos grasos saturados, agua, calcio y sodio.
El mijo, por su contenido en fibra,
ayuda a que se den en el organismo las condiciones favorables para la
eliminación de determinadas sustancias nocivas como colesterol o ciertas sales
biliares, y colabora en la dismunición de glucosa y ácidos grasos en la sangre.
Por este motivo, los alimentos ricos en fibra se antojan indispensables en una
dieta excesivamente rica en carbohidratos, proteínas o grasas. Además,
colaboran en la eliminación de agentes cancerígenos.
Al tratarse de un alimento rico en magnesio,
contribuye a mejorar tanto el tono muscular como el neuronal, favoreciendo la
transmisión de los impulsos nerviosos, y la contracción y relajación de los
músculos. La presencia de magnesio, hace además, que el mijo sea eficaz en el reforzamiento
del sistema óseo y la dentadura, y muy conveniente para el sistema
cardiovascular, ayudando a mantener estable el ritmo cardíaco y la
presión arterial, protegiendo las paredes de los vasos sanguíneos y actuando
como vasodilatador, evitando de esta manera la formación de coágulos. Además,
con el magnesio, se aumenta la producción de glóbulos blancos para beneficio
del sistema inmunitario. Se estima que alrededor del 60% del magnesio que
asimilamos se asienta en huesos y dientes, el 28% en órganos y músculos, y el
2% restante en líquidos corporales.
El mijo constituye un alimento con un
significativo aporte de vitamina B1, por lo que participará en
la producción energética colaborando en el metabolismo de los carbohidratos. La
vitamina B1 -o tiamina- juega además un papel esencial en la absorción de
glucosa por parte de cerebro y sistema nervioso, por lo que la deficiencia de
este nutriente puede derivar en cansancio, poca actividad mental, falta de
coordinación, depresión, etc. Otras funciones como el crecimiento y
mantenimiento de la piel o el sentido de la vista, dependen en buena medida de
los niveles de esta vitamina en el organismo.
Gracias al contenido de vitamina B9,
el mijo contribuye a la formación de células sanguíneas y glóbulos rojos,
ayudando a prevenir la anemia y a mantener sana la piel. Además de ser
indispensable para la correcta división y crecimiento celular -fundamental
durante el embarazo y la infancia-, la vitamina B9 -o ácido fólico-
interviene en el metabolismo de proteínas, ADN y ARN, reduciendo el riesgo de
aparición de deficiencias en el tubo neural del feto (estructura que dará lugar
al sistema nervioso central). Esta vitamina además, disminuye la posibilidad de
presentar enfermedades cardiovasculares, previene algunos tipos de cáncer como
la leucemia, estimula la formación de ácidos digestivos y ayuda a mejorar el
apetito.
Debido al aporte de fósforo, el
mijo contribuye a la mejora de determinadas funciones de nuestro organismo como
la formación y desarrollo de huesos y dientes, la secreción de leche
materna, la división y metabolismo celular o la formación de tejidos musculares.
La presencia de fósforo (en forma de fosfolípidos) en las membranas celulares
del cerebro es fundamental, favoreciendo la comunicación entre sus células,
mejorando de esta manera el rendimiento intelectual y la memoria.
Por tratarse de un alimento con un importante
aporte de vitamina B6, el mijo favorece la formación de
glóbulos rojos, células sanguíneas y hormonas, interviene en la síntesis de
carbohidratos, proteínas y grasas, y colabora en el mantenimiento de los
sistemas nervioso e inmune en perfecto estado, participando indirectamente en
la producción de anticuerpos. La vitamina B6 -o piridoxina- reduce además los
niveles de estrógeno, aliviando así los síntomas previos a la menstruación
además de estabilizar los niveles de azúcar en sangre durante el embarazo.
También evita la formación de piedras o cálculos de oxalato de calcio en el
riñón.
El mijo constituye una fuente natural de
vitamina B2 -o riboflavina-, lo que favorece la actividad oxigenadora
intercelular, mejorando el estado de las células del sistema nervioso y
colaborando en la regeneración de tejidos como piel, cabello, uñas y mucosas, y
de forma especial en la integridad de la córnea, contribuyendo de esta manera a
mejorar la salud visual. Esta vitamina interviene además en la transformación
de los alimentos en energía, y complementa a la vitamina E en su actividad antioxidante,
y a las vitaminas B3 y B6 en la producción de glóbulos rojos, ayudando a
mantener el sistema inmune en buen estado.
El contenido de ácidos grasos
convierten al mijo en una fuente de energía que ayudará a regular la
temperatura corporal, a envolver y proteger órganos vitales como el corazón y
los riñones, y a transportar las vitaminas liposolubles (A, D, E, K)
facilitando así su absorción. La grasa resulta imprescindible para la formación
de determinadas hormonas y suministra ácidos grasos esenciales que el organismo
no puede sintetizar y que ha de obtener necesariamente de la alimentación
diaria. A pesar de ello, conviene controlar la ingesta de alimentos ricos en
grasa puesto que el cuerpo almacena la que no necesita, lo que ocasiona incrementos
de peso indeseados y subidas de los niveles de colesterol y triglicéridos en la
sangre.
Por ser un alimento rico en hierro
(necesario para la síntesis de hemoglobina), el mijo colabora en la renovación
de las células sanguíneas, posibilitando el transporte de oxígeno
desde los pulmones hacia los diferentes órganos, como los músculos, el hígado,
el corazón o el cerebro, siendo el hierro indispensable en determinadas
funciones de este último, como la capacidad de aprendizaje. El hierro también
incrementa la resistencia ante enfermedades reforzando las defensas frente a
los microorganismos, previene estados de fatiga o anemia, y
sin él no podrían funcionar el sistema nervioso central, el control de la
temperatura corporal o la glándula tiroides, siendo además saludable para la
piel, el cabello y las uñas. Este alimento resulta muy beneficioso para el
organismo en situaciones de carencia de hierro, ya sean como consecuencia de
hábitos alimenticios inadecuados, durante la menstruación o el embarazo, o tras
accidentes u operaciones médicas donde se ha perdido sangre.
El mijo, gracias a su contenido en Zinc,
resulta muy beneficioso en el proceso de formación de los huesos, así como en
el desarrollo de los órganos reproductivos, favoreciendo el funcionamiento de
la glándula prostática. El zinc, además de ser un poderoso antioxidante
natural, favorece la absorción de vitamina A y la síntesis de proteínas como el
colágeno, colabora en el adecuado crecimiento durante el embarazo, niñez y
adolescencia, y ayuda al mantenimiento de los sentidos de la vista, el gusto y
el olfato. Además de en los huesos, está presente en diferentes tejidos de
nuestro organismo como músculos, testículos, cabellos, uñas y revestimientos
oculares.
Por su aporte de vitamina B3 -o
niacina- el mijo interviene en el proceso de transformación de energía a partir
de hidratos de carbono, proteínas y grasas, y contribuye a relajar los vasos
sanguíneos dotándoles de elasticidad, a estabilizar los niveles de glucosa y
ácidos grasos en la sangre, y a reducir el colesterol secretado por el hígado.
Junto con otras vitaminas del complejo B, la niacina ayuda a mantener
sanas piel y mucosas digestivas, además de colaborar en el buen estado del
sistema nervioso.
¡Vamos un regalito!
Y además está bueno.
Teresa Delgado © 2013
Copyright © - Se otorga permiso para copiar y redistribuir este artículo con la condición de que el contenido se mantenga completo, se dé crédito al autor(es), y se distribuya gratuitamente.
¡Qué rico! Me encanta la receta y tus palabras. Entra por los ojos y por el alma.
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